[Reseña] Y Dios puso nombre a los animales

Y Dios puso nombre a los animales | J.A. Cano-Palomino

Émepe | 167 págs | 2015 | 15€ | Saga

Sinopsis: Y Dios puso nombre a los animales es una historia que desde la fantasía nos relata la creación del mundo y de los seres vivos.

Convergen las fuerzas naturales y dos simpáticos recién nacidos, el tiranosaurio rex Noah y el pteranodón Odín, establecen una curiosa y sorprendente amistad, desde la que compartirán aventuras en un tiempo remoto, en la mítica Naturaleza en donde conviven con los seres feéricos, hadas, ninfas y otros animales legendarios, incluso con los humanos. Con un profundo conocimiento de las criaturas prehistóricas y una gran dosis de imaginación, esta historia nos mete de lleno en una singular, animada y tierna peripecia.

«De esos libros que por su ternura, la sinceridad de sus mensajes y los valores que aporta recomiendo a todo el mundo. Una fábula para adultos, pero que bien podría leerse a los más pequeños para que disfrutaran de la aventura de dos dinosaurios que nacen el mismo día y se hacen inseparables sin importar lo que les digan».

~~Gracias a Mundopalabras, y al autor por el ejemplar

¡Hola, mininos! Hoy os traigo un libro que me ha gustado mucho más de lo que esperaba. ¿Y es que quién dice que un tiranosaurio rex no puede volar sólo porque no tiene alas?

Reconozco que la portada no es santo de mi devoción, aunque el título me llamó la atención. Definitivamente, lo que me animó a leerlo es la sinopsis. Su contenido tiene de todo un poco y más. Leyendas tristes, moralejas, criaturillas fantásticas que nunca había visto mezcladas con dinosaurios, como pueden ser seres feéricos, náyades o leprechauns, los cuales se encargan de que el mundo no pierda su bondad y que los que la habitan no se queden sin alma, como dicen ellos.

La historia comienza con un breve capítulo en el que se nos explica el origen del mundo, su evolución, que es la clave de todo. ¿Y qué es evolucionar? ¿Madurar? ¿Convertirnos en adultos y dejar de ser niños? Supongo que el mayor mensaje de este libro es que para crecer no tenemos que perder nuestro corazón de niño.

Los personajes de esta novela son entrañables, adorables, curiosos, pero a pesar de todo sabios como sólo pueden serlo los niños. Noah, es un tiranosaurio rex, y Odín, un pteranodón. Desde que se convierten en inseparables, los rumores empiezan a extenderse por la isla. ¿Por qué son amigos? ¡Deberían odiarse! Y es que siendo dos de los dinosaurios más grandes que existen no pueden ser amigos, deben hacerse respetar, intimidar a los más pequeños, proteger a las demás especies de peligros como los homosapiens que ya una vez llegaron a la isla. El problema es que no hay dinosaurio más amigable y educado que Noah, ni ninguno tan pacífico y asustadizo como Odín. Son muy curiosos y quieren respuestas, investigar; por lo que andarán intentando descubrir si la trágica leyenda que habla de Lázaro, el monstruo gigantesco que custodia la isla, es cierta o no. Personalmente, me encantó esa parte.

Sus familias representan algunos de los prejuicios que existen desde hace siglos en la sociedad. ¿Una hija ninguneada por una familia llena de hombres? ¿Obligada a vivir de acuerdo a las elecciones de éstos? ¿Un padre que teme al que dirán porque su hijo tiene un amigo que nadie aprueba? ¿Unos padres que intentan que su hijo siga el camino que se debe seguir: madurar, casarse y tener hijos? Otro tema que me gusta mucho es la búsqueda de identidad, nuestro lugar en el mundo.

Tal vez lo que menos me convenció es que en ocasiones el vocabulario es bastante culto en las intervenciones, no siempre, y hace que pierda un poco ese toque infantil e inocente de los protagonistas (que en realidad no son niños aunque sean personajes de poca edad, claro, pero me hubiese gustado palpar un poco más esa inocencia en los diálogos). Falta algún acento por ahí, un guión donde no toca, pero no son graves. El final me dejó un poco así asá, está bien, pero me quedé con ganas de saber más (sólo los que lo lean lo entenderán). Tras hablar con el autor, he descubierto que eso se debe a que habrá una segunda parte. El estilo del autor es cuidado, con metáforas bonitas y reflexiones interesantes.

Citas bonitas:

La infancia de estos dinosaurios es tremendamente divertida, gozan de un estatus que los convierte en intocables para as demás especies; pero como todas las etapas felices, pasa muy rápido. [...] Mimados y consentidos, les ha tocado la lotería de la genética.

Ahora en la noche oscura bromean de su pasado, encogiéndose, empequeñeciéndose, se contraen saboreando un futuro acertado. Sienten que forman parte de algo.

No estás sola y nunca lo has estado, las grandes batallas nunca son contra los demás, son hacia uno mismo -le decía sin darle opción a responder nada, con firmeza-, porque son luchas que no puedes perder. [...] Nunca has estado sola, eras tú que mirabas en tu interior y no había nadie.

Deberíamos preocuparnos más en vivir lo que nos sucede que esperar a que suceda para vivirlo.

No son los mejores los que llegan siempre primero; quizás sean los que cuentan con un espíritu más competitivo. 

No son los mejores los que gritan o imponen sus ideas; quizás esos sean los más ignorantes, porque no escuchan otras. [...] 

Puede ser que los mejores sean los que aceptan lo que son, y cómo son; hacen su camino en solitario, o en compañía [...].

Porque hay que hacerse preguntas.

Porque hay que buscar respuestas.

-¡Camina, que yo te vea!

Noah se abrió un poco de patas dando pasos lentos, giraba su cuello como si buscara algo y con las manitas un tanto levantadas para mostrarse a la defensiva.

-Así, así está muy bien -le dijo, orgulloso de ver en su hijo un auténtico tiranosaurio rex.

Cuando entre las rocas perdió de vista a su padre, dejó de caminar como un estreñido -pensaba él-, y corrió a grandes zancadas impulsándose con los brazos y manteniendo la mirada fija en el horizonte.

Puntuación: 4/5 gatitos

¿Lo conocíais? ¿Os ha llamado la atención?